Saltar al contenido

BAUEN, día 41

Capítulo 6

El aguante

La toma del hotel fue sencilla comparada con el largo período de resistencia inmediatamente posterior, que los trabajadores suelen denominar “el aguante”. Se encontraban en el interior de un edificio inmenso, en total estado de abandono, sin ningún tipo de condiciones para el trabajo. La puerta sobre la avenida Callao estaba tapiada con maderas, el mobiliario había desaparecido y había que limpiar y revisar todos los sectores antes siquiera de empezar a pensar en recuperar el hotel como tal.

“A partir de ahí empezamos a pedir en la calle con una latita, y a recorrer con nuestro canastito todas las facultades y todos los colegios, marchas, y así sobrevivimos”, dice Gladys sobre esa etapa. Lejos de desalentarlos, esa circunstancia los empujó a comenzar inmediatamente con el acondicionamiento del lugar para poder trabajar, preparar un lugar donde pudieran permanecer de manera más o menos confortable en los difíciles meses que los esperaban. Ese fue el comienzo de la etapa que Gladys consideró la más difícil que les tocó vivir: en algunos momentos no tenían ni siquiera una comida digna, con todo por hacer y sin saber muy bien cómo.

La primera acción desde lo legal fue conformar una cooperativa de trabajo con los ex trabajadores del hotel que se habían reunido y habían llevado adelante la toma, que eran por el momento diecisiete. La cooperativa se llamó Callao, tomando el nombre de la avenida en que se encuentra el Bauen, algo bastante habitual en las empresas recuperadas (por ejemplo, la cooperativa Chilavert, ex Gaglianone, la cooperativa Vieytes, ex Ghelco, etc.). Como presidente fue elegido Gustavo Alaluf. Sin embargo, esta forma societaria no duró demasiado tiempo. Una vez que trascendió la ocupación del hotel y la intención de ponerlo a trabajar, se empezaron a acercar otros ex trabajadores, hasta llegar a un número de unos 30, que eran la mayoría de los que todavía eran acreedores de la vieja empresa, tanto bajo la razón social Solari como Bauen SACIC. Surgió allí una diferencia entre ellos porque Alaluf pretendía que los fundadores de la cooperativa se convirtieran en empleadores del resto, lo que generó discusiones tanto entre los trabajadores como en el MNER. No duró mucho esta controversia, y finalmente la mayoría decidió adoptar el criterio igualitario que primaba en las demás empresas recuperadas, disolver la cooperativa Callao y formar una nueva, llamada Buenos Aires Una Empresa Nacional, reproduciendo la sigla del hotel. Allí, no se hizo distinción entre los que primero se sumaron a la cooperativa y los que vinieron después, hayan sido o no ex trabajadores del Bauen1. Marcelo Ruarte fue electo presidente, por aclamación, de la nueva cooperativa.

Mientras tanto, los primeros días dentro del hotel se emplearon en limpiar y comenzar a poner en mínimas condiciones el edificio, aunque más no sea para tener un poco de comodidad para la ocupación. Fueron tiempos duros, en que los ocupantes salían a la calle con una alcancía a pedir colaboración de los transeúntes para sostener la toma y su propia subsistencia. Si bien algunos tenían trabajos que debían mantener para garantizar algunos ingresos para su familia, como Gladys, que trabajaba por la noche en una remisería, otros compañeros no tenían más remedio que conseguir los recursos necesarios por medio de la creatividad e imaginación, incluyendo la apelación a la solidaridad de la gente.


  1. La editorial del diario La Nación del 14 de marzo de 2017 acusa a los miembros de la cooperativa de “violar la ley de patentes” por usar la sigla BAUEN. En su defensa corporativa de los empresarios, el diario desconoce que antes que los trabajadores usaran la sigla los mismos Iurcovich cambiaron de razón social en varias ocasiones.
Etiquetas: