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BAUEN, día 97

La Nación se indigna por la falta de respeto a la propiedad privada que representarían “las ocupaciones ilegales” cuando se vulnera la propiedad privada para defender otros derechos constitucionales como el derecho al trabajo, a la vivienda, a la educación, a la vida digna. Nunca se indigna, en cambio, cuando se ataca la propiedad pública. No están indignados por la multiplicación de la deuda, por la destrucción de empleos o por el cierre de miles de fábricas, ni se indignaron cuando Martínez de Hoz y Cavallo destruían el patrimonio público y estatizaban la deuda externa privada o cuando Sturzenegger arma una gigantesca bicicleta financiera desde el Banco Central, a costa del Estado, como siempre.

Es lógico que no se indignen porque son parte de ese saqueo. No desde ahora, cuando acumularon una deuda de más de 300 millones de pesos al Estado, sino desde su mismo comienzo, cuando nacieron como el diario de la oligarquía en los tiempos en que se consolidó el Estado liberal con dos genocidios, el del Paraguay y el de los pueblos originarios de la Pampa y la Patagonia, en los cuales se “ocuparon ilegalmente” miles de kilómetros cuadrados de las tierras más ricas del país. Sería interesante que, cuando dicen que “nuestro país no es un buen ejemplo del respeto por la propiedad” miraran su propia historia.

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