En el resto del articulado, se cede lo expropiado en comodato a la cooperativa Buenos Aires Una Empresa Nacional “para la consecución de su objeto social, con la condición de dar continuidad a las actividades culturales, educativas y sociales que desarrolla”. La cooperativa también “deberá destinar y crear espacios de promoción cultural” y para el “desarrollo de prácticas educativas laborales que permitan el aprendizaje de oficios relacionados con la hotelería”.
La impronta del proyecto de Larroque se nota en el artículo 7°, que dice que la cooperativa destinará “al menos el 30% de las plazas disponibles para brindar cobertura a pasajeros del turismo social y (…) a las derivaciones médicas de todo el país”. Finalmente, da aviso a la jueza Hualde para que detenga el proceso de desalojo.
Está claro, en esta última parte, que tampoco es cierto que la expropiación solo beneficia a unos pocos. Nunca fue así, porque en el hotel trabajan 130 cooperativistas, pero sobre todo porque el BAUEN, como empresa recuperada, siempre desarrolló tareas como las que se dicen en el proyecto, que no son una obligación legal, como podría pensar un lector displicente, sino un reconocimiento a lo que ya se construyó para que, como dice la consigna, el BAUEN sea de todos.
Pero la ley fue vetada y el posteriormente efímero presidente, Federico Pinedo, declaró que, de todas las leyes votadas, la que más miedo le daba es la del BAUEN. Dice La Nación que la expropiación, “para Pinedo significa ‘darle una cantidad enorme de plata a un grupo chico de personas, quitarle dinero que podía ir a la gente que puede tener necesidades básicas de alimentación para que 40 personas tenga un hotel en Callao y Corrientes’”1.
A esta altura de este texto, Pinedo se refuta solo.
- “Federico Pinedo criticó la expropiación del Bauen”, en diario La Nación, 27 de noviembre de 2015. Recuperado de http://www.lanacion.com.ar/1849545-federico-pinedo-critico-la-expropiacion-del-hotel-bauen↩