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BAUEN, día 69

Cromañón, o de la complicidad del estado y los empresarios

El 31 de diciembre del año 2004 un incendio en un local conocido como República de Cromañón, gerenciado por Omar Emir Chabán, una figura de trayectoria reconocida en el rock argentino desde su rol empresarial, se cobró la vida de 194 personas, en su gran mayoría jóvenes. Los sobrevivientes quedaron con graves secuelas físicas y psicológicas, e incluso hubo quienes se suicidaron a los pocos meses (contando a Martín Cisneros, quien se quitó la vida el 3 de febrero de 2015, fueron 17 los sobrevivientes que se suicidaron). No hubo en la Ciudad de Buenos Aires una “tragedia” de tal magnitud. Más que tragedia, fue una masacre: el techo del establecimiento estaba cubierto por un material altamente inflamable y tóxico adonde fue a parar una bengala y desató el incendio, y las salidas de emergencia estaban cerradas para impedir que entre gente gratis al recital de la banda de rock Callejeros. La causa puso de manifiesto los sobornos que sistemáticamente pagaban los dueños de estos emprendimientos a los inspectores del Gobierno de la Ciudad, con el fin de evitar inspecciones y pasar por alto la adecuación de los locales a las normas de seguridad. Tras este “descubrimiento” –que era en realidad un secreto a voces– vino una seguidilla de clausuras en bares, restaurantes y locales bailables que repercutió en el ámbito cultural y dejó a los artistas prácticamente sin lugares disponibles para presentarse en público. Esto dio lugar al nacimiento de Músicos Unidos por el Rock (MUR), cuya primera asamblea formal, a la que concurrieron más de 70 personas, se celebró el 11 de mayo de 2005 en el hotel BAUEN, aunque ya se venían reuniendo allí –y continuarían haciéndolo– todos los miércoles. Pero también fueron los familiares y amigos de las víctimas de Cromañón y los sobrevivientes quienes contaron desde siempre con la solidaridad de los trabajadores del hotel, quienes pusieron a su disposición las instalaciones en más de una ocasión: en septiembre del 2007 se realizó allí una de las charlas del ciclo Pensar Cromañón y, más recientemente, el 30 de diciembre del 2014, a diez años de la masacre, la organización Que No Se Repita dio allí su conferencia de prensa.

Respecto a la seguridad de los jóvenes que salen a entretenerse en la noche porteña, poco y nada parece haber cambiado: el 10 de septiembre de 2010 se derrumbó un entrepiso en el local bailable Beara, hecho que dejó un saldo de dos muertos y decenas de heridos.

La causa dejó en evidencia la complicidad de dos funcionarios del gobierno de Macri –Martín Farrell y Pablo Saikauskas– en la habilitación del local.

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