Esa relación con Irrazábal fue estratégica. El senador puso a todo su equipo, especialmente a su sobrina, Silvina Irrazábal, a trabajar con la cooperativa BAUEN y su proyecto de expropiación. “Desde el día que la conocí y tuvimos la primera reunión, Silvina hablaba conmigo diariamente”, relata Tonarelli. Es así que se organizaron reuniones con Alfredo Martínez, radical de Santa Cruz, y con Juan Manuel Abal Medina, senador del Frente para la Victoria por la provincia de Buenos Aires. Martínez era presidente de la Comisión de Asuntos Administrativos y Municipales y Abal Medina de la Comisión de Presupuesto del Senado. “Se empezó a analizar el tratamiento del proyecto del BAUEN en estas dos comisiones y se nos fue yendo el año, ya estábamos prácticamente a fin de 2016”, continúa el presidente de FACTA, quien también recuerda que:
Finalmente, como se ve que no lograban acuerdo en sus comisiones para avanzar, convocan a una reunión plenaria de las dos comisiones pero justo el último día de sesiones. El último día, en la última sesión, ellos convocan plenario de comisiones a la mañana prácticamente en el mismo horario en que comenzaba la sesión.
No hubo quórum y la reunión no se hizo. La oportunidad de hacer pasar el proyecto por las comisiones se perdió. Casi al mismo tiempo empezaba la sesión de la cámara. Cuando parecía que todo fracasaba, Irrazábal le anunció a los trabajadores que iba a pedir tratamiento sobre tablas y que tenía acuerdo para eso del jefe de bloque, Miguel Ángel Pichetto.
El tiempo se venía encima, independientemente de la cantidad de proyectos que hubiera que tratar, el cierre de la sesión a la medianoche era indefectible, y la hora en que el proyecto iría a caducar se acercaba. Si eso pasaba, la ley con media sanción de diputados se caía, no podría volver a ser tratada. Al mediodía, el proyecto no había sido ni siquiera introducido entre los que iban a ser tratados.