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BAUEN, día 78

Capítulo 11

Resistencia y autogestión

El desalojo ordenado por la jueza Paula Hualde desató una ola de solidaridad con los trabajadores del BAUEN que continuó creciendo en forma incesante desde entonces. Si hay una característica que tuvo la recuperación del céntrico hotel fue su amplitud y solidaridad, recibiendo a todo tipo de manifestación de lucha popular en sus salones y brindando hospitalidad, lo que llevó a que esa política de puertas abiertas volviera, pero hacia ellos, en los tiempos difíciles que siguieron.

La noticia de la orden de desalojo cayó como una bomba que, en lugar de destruir, construyó una barrera de solidaridad que atravesó muy diversos sectores políticos y sociales, incluso a nivel internacional. El BAUEN de los trabajadores ya se había constituido en una referencia mundial de la autogestión. Inmediatamente, se organizó una conferencia de prensa que desbordó el salón del bar Utopía, en la que estuvieron sindicatos, partidos políticos, empresas recuperadas, organismos de derechos humanos, universitarios, intelectuales.

No se trataba solo de relaciones políticas, era el sentimiento de los trabajadores del hotel, especialmente los que habían trabajado para los Iurcovich, como Arminda, que declaraba que (había trabajado) “con esa empresa durante veinte años y conozco muy bien a esa gente. Porque en este momento nosotros no tenemos nada que negociar con ellos, porque BAUEN es nuestro, va a ser nuestro, aunque a ellos no les guste”. Y la respuesta fue una gran movilización, de cerca de 5.000 personas, que lógicamente excedía ampliamente a los miembros de la cooperativa BAUEN, que se dirigió ruidosamente al Juzgado Comercial n.° 9, a pocas cuadras del hotel. Una visita que se repetiría varias veces a lo largo de los años.

El día que se vencía el plazo para dejar el edificio, el 21 de agosto de 2007, se organizó un masivo recital en la puerta, sobre la avenida Callao, en que tocaron varios grupos musicales, se recibieron cientos de adhesiones y cerró León Gieco. Allí, se improvisó una asamblea que se extendía a lo largo de la avenida, en la que Fabio Resino preguntó a la multitud si estaban dispuestos a sostener al BAUEN:

Compañeros: Los trabajadores del BAUEN, como tantos trabajadores, donde se nos permite, decidimos en asamblea. Entonces vamos a transformar este acto en una gran asamblea y les queremos mocionar a ustedes si están dispuestos a resistir junto a los trabajadores hasta el final. ¡Levantamos las manos si estamos de acuerdo compañeros! ¡Viva la lucha del BAUEN! ¡Vivan las empresas gestionadas por sus trabajadores!

Por supuesto, la respuesta fue una aclamación. La orden de desalojo no se efectivizó, y la cooperativa apeló la medida. Eso permitió una cierta tranquilidad a los trabajadores, mientras se seguía la disputa en el plano judicial.

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