A pesar de que era un proyecto que se apartaba de la línea de la autogestión que caracterizó desde sus inicios a la recuperación del BAUEN, la cooperativa no tenía muchas otras salidas y decidió aceptar esa idea. Restaba ver el papel de la organización cooperativa, que los trabajadores no estaban dispuestos a abandonar, aunque cambiara el estatus jurídico y propietario y pasaran a ser trabajadores del Estado, con puestos de trabajo estables, convenio y sueldos garantizados. El proyecto de Larroque también planteaba, es de destacar, una cuestión digna de ser discutida sobre el rol social de una empresa del rubro hotelero, sea cooperativa o estatal.
Sin embargo, y aunque se lo daba como seguro, la expropiación y estatización del BAUEN no se produjo. El proyecto no avanzó, se fue posponiendo en un año 2015 extremadamente agitado y convulso. La muerte del fiscal Nisman marcó el comienzo del año e impactó seriamente en la política, para entrar acto seguido en las discusiones preelectorales y, poco a poco, el país se fue deslizando a un debate a gran escala entre dos modelos de país. La amenaza neoliberal representada por la candidatura presidencial de Macri fue creciendo y apartando a los temas que no pertenecían a lo que era visto como la “gran política”. Las elecciones se vinieron encima y la estatización del BAUEN fue postergándose hasta que, finalmente, cayó en el olvido. Sin embargo, el proyecto de Larroque no fue del todo descartado, y alguna de sus cláusulas fueron reutilizadas en el proyecto de expropiación que finalmente fue al recinto para ser votado en la última sesión del año.