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BAUEN, día 24

Lo que realmente había sucedido era muy distinto: Bauen SACIC se había acogido a un plan de pagos en quince cuotas, del que solo canceló la primera. Es decir, Giordano hace un reclamo en función de un arreglo que había caducado por falta de pago, y encima pretendía que fuera el Estado el que abonara el juicio. Como vemos, es una constante en la conducta de los Iurcovich hacerse financiar de alguna manera con patrimonio público (contrayendo créditos que no se devuelven, reclamando al Estado en juicios desfachatados, no pagando sus obligaciones impositivas). En una palabra, aplicando el manual de la estafa al erario público utilizado por gran parte del empresariado nacional (y el internacional que opera en el país). Como señaló Damonte en su escrito, “ese desorden que provoca la ejecutada lo hace con el solo objeto de eludir sus obligaciones fiscales”.

El 20 de septiembre de 2001 el juzgado decretó la inhibición de bienes de Bauen SACIC, y ya en abril de 2002, Damonte, como representante legal del GCBA, solicitó su remate. Pero la pericia para dilatar los tiempos de los abogados de la firma fue, sin lugar a dudas, grande y lograron seguir adelante sin pagar absolutamente nada hasta el 12 de octubre de 2011, cuando se trabó el embargo de los bienes de la empresa, esta vez ya sobre el Bauen Suite (el hotel construido sobre la avenida Corrientes, “a la vuelta” de donde está emplazado el primero), por un total, con intereses y punitorios, de $4.736.057,62 (el monto original era de $794.640,54 al 31/12/1998).

Pero, una vez más, lograron escurrirse. El 6 de enero de 2012 el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial pone en conocimiento al juzgado interviniente que la marca Bauen Suite se encontraba a nombre de Hugo Eduardo Iurcovich, por transferencia hecha el 10 de septiembre de 2009, por lo que no se lo puede embargar por deudas de la vieja empresa Bauen SACIC. Por lo visto, el hijo heredó la viscosa habilidad del padre para no pagar nunca sus deudas.

El telón de fondo se lo puso el propio GCBA, que finalmente condonó, generosamente, las deudas –después de todo, extremadamente difíciles de cobrar– y liberó a los Iurcovich de esta pesada carga. No extraña entonces que testigos presenciales citados por Santiago O´Donnell en su artículo, hayan dicho haber escuchado a Marcelo Iurcovich vanagloriarse de haber construido un hotel cinco estrellas sin desembolsar un solo peso1. A consecuencia de todo lo que hemos descripto, donde queda claro que desde el principio al fin el grupo Iurcovich más que un grupo inversor es un capital carroñero a costa del Estado, y aprovechando que el hotel dejaba importantes ganancias, Bauen SACIC desvió esos fondos hacia la construcción del Bauen Suite sobre la avenida Corrientes, montó dos empresas off-shore fantasmas en Uruguay y emprendimientos hoteleros en Brasil y en Puerto Iguazú, entre otros negocios. Y, con la paciencia que da saber que el sistema y el tiempo le juegan a favor, espera que se acomoden las cosas a como siempre fueron y el hotel Bauen, donde todo empezó, vuelva a sus manos.


  1. Santiago O’Donnell, ob. cit.
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