No dejó, por supuesto, de construir su gestión colectiva todos los días, ni de sumar apoyos y fuerza social a sus reclamos, mientras impulsaba nuevos proyectos de expropiación en el Congreso. Un hecho notablemente significativo en esa búsqueda lo marcó el acto en el que se distinguió a las Abuelas de Plaza de Mayo con el nombre del principal auditorio del hotel, el 17 de abril de 2012. Los organismos de Derechos Humanos habían apoyado en forma permanente a los trabajadores, participando de sus movilizaciones, solidarizándose, comprometiéndose de diferentes formas. La cooperativa reconoció ese apoyo y sumó la significativa presencia de las Abuelas a su historia.
El acto de sustitución del nombre del salón hasta ese entonces conocido simplemente como Salón Auditórium, un teatro con 350 butacas en el primer piso, contó con la presencia de Estela de Carlotto y otras integrantes de la agrupación. Mientras tanto, la vieja causa del BANADE estaba en revisión en el ministerio de Economía, y se esperaba una intervención desde el Estado nacional que aliviara la presión sobre los trabajadores.
El acto con las Abuelas no se hizo en esa fecha porque sí. A los dos días, el 19 de abril de 2012, se realizó una nueva movilización al juzgado de Paula Hualde, que había convocado a una audiencia para poner frente a frente a la cooperativa y Mercoteles, intentando o pretendiendo un acuerdo imposible1. Habiendo sido rechazados todos los recursos hasta llegar a la máxi ma instancia judicial, la jueza tenía nuevamente en sus manos el expediente. Todo esto, como es de esperar, sumó tensión al trabajo cotidiano en el hotel. Se hicieron asambleas y convocatorias a la solidaridad de sectores de la autogestión, gremiales y políticos, y el resultado fue una gran manifestación frente al juzgado, en Marcelo T. de Alvear y la avenida Callao, a pocas cuadras del BAUEN.
- “Una cita con la jueza del caso”, Página/12, 8 de abril de 2012. Recuperado de https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-191385-2012-04-08.html↩