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BAUEN, día 48

El mero hecho de la existencia de un hotel ocupado en pleno centro de la Ciudad de Buenos Aires convirtió rápidamente al BAUEN en un polo de actividades políticas y gremiales. El propio MNER empezó a utilizar los salones para reuniones y asambleas. El 11 de octubre de 2003, por ejemplo, se realizó un debate acerca de la legislación para las empresas recuperadas, encabezado por “el Vasco” Murúa, José Abelli y el abogado Diego Kravetz (ya diputado electo), al que fueron invitados varios juristas, incluso algunos no demasiado proclives a los movimientos sociales como Daniel Sabsay. La charla tuvo lugar en el auditorio, y para llegar allí todavía se debía atravesar un espacio cubierto a medias por las maderas que tapiaban parte de la entrada y ocultaban sectores aún en reparaciones o por reparar.

Desde entonces ya no serían miembros del empresariado nacional, ni altos mandos militares, ni políticos representantes de los intereses de las grandes corporaciones quienes le darían vida al hotel ni pulularían por sus salones para sellar alianzas estratégicas, sino las organizaciones sociales y populares las que iban a ser acogidas en los salones y lugares de reunión del edificio de Callao. El BAUEN cooperativo comenzó a tener una nueva centralidad en la vida política del país y de la ciudad, constituyendo el reverso del Bauen patronal y cómplice de la dictadura y el menemismo.

También se comenzó a trabajar en la rehabilitación del bar. El viejo Bauen tenía un bar en la planta baja, pero sin salida a la calle. Ese bar volvió a funcionar para las actividades que empezaban a hacerse dentro del establecimiento, pero todavía lo separaba una tapia del acceso a la avenida Callao. Algunos colectivos se empezaron a reunir allí. Por ejemplo, el grupo que estaba formando la revista Question Latinoamericana (una publicación con base en Venezuela) y que después alquiló durante un tiempo oficinas en el hotel, o el programa UBACyT de Transferencia Científico-Tecnológica para Empresas Recuperadas, formado entre otros por el Programa Facultad Abierta de la Facultad de Filosofía y Letras y representantes de otras facultades de la UBA, como Ingeniería y Ciencias Sociales. Los trabajadores de la ex Zanon y actual FASINPAT (Fábrica Sin Patrones) colaboraron donando los cerámicos y a mediados de 2004 se logró abrir el bar a la calle, lo que fue una fuente más de ingresos para la cooperativa en el largo camino para reconstruir el trabajo. El bar fue denominado Utopía.

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