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BAUEN, día 55

Capítulo 8

El regreso de los que nunca se fueron: los Iurcovich reaparecen

Para mediados de 2005, como hemos visto, los trabajadores y trabajadoras de la cooperativa BAUEN habían logrado poner en pie, con enorme esfuerzo, el gran hotel abandonado por las patronales. El edificio tapiado y vacío un par de años antes se había llenado de vida y trabajo gracias a la cooperativa.

En el proyecto de ley de expropiación presentado a la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires en junio de ese año por el diputado Kravetz se hacía un pequeño balance de lo logrado. La enumeración del proyecto constata que, en dos años de gestión, la cooperativa había conseguido:

(…) recuperar 115 fuentes de trabajo; poner en condiciones 160 habitaciones de las 2241; renovar todo el sistema de cañerías de agua fría y caliente; reacondicionar los siete salones utilizados para eventos y el teatro; reinstalar toda la red de telefonía y poner una nueva red informática; poner nuevamente en funcionamiento los ascensores; ampliar y modernizar el bar que era interno y ahora tiene dos pisos a la calle; y el cambio de la fachada del hotel por las obras de mantenimiento y el bar.

Este extraordinario resultado sirve para contrastar el rendimiento de la cooperativa con el de los empresarios, sobre todo si comparamos los recursos de que dispusieron uno y otro. Mientras los Iurcovich tuvieron servido en bandeja un préstamo suficiente como para encarar la construcción desde cero y la apertura de un hotel de cinco estrellas, otorgado por un banco público, los trabajadores no pudieron acceder a ningún crédito, sino a algunos subsidios que no fueron suficientes para abrir el hotel (ya vimos que eso se logró con el aporte del gobierno de Venezuela, como adelanto por un servicio que recibirían más adelante). Ni créditos a tasa baja, ni subsidios de magnitud (el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por ejemplo, dio uno para proyectos de mejoras a finales de 2005, de unos $150.000 de la época, apenas suficientes para algunos arreglos en la infraestructura y en la seguridad), ni mucho menos tolerancia ante los incumplimientos: para los trabajadores todo fue sacrificio y un extraordinario tesón.


  1. En realidad, las habitaciones del hotel son 220.
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