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BAUEN, día 58

La cuestión de cuándo y cómo se realizó esta venta es clave, porque es lo que ampara las pretensiones de los Iurcovich y les permite aparecer una y otra vez reclamando el desalojo del BAUEN. El título de propiedad del edificio de Callao 360, casi como por arte de magia, apareció de vuelta en sus manos. Recordemos que cuando se produce la quiebra y en los primeros años de la recuperación del hotel por los trabajadores, éstos aparentemente no tenían nada que ver ni con la quiebra ni con la empresa compradora.

¿Y quiénes formaban Mercoteles, que de pronto aparecía esgrimiendo el boleto de compraventa en su poder? Supuestamente, se trataba de una empresa nueva, sin relación con ninguna de las anteriores. Iurcovich, según la “investigación” arriba citada, recuperó la propiedad del edificio a raíz de la quiebra de Solari, que no había terminado de pagar la venta. Lo vendió, a su vez, a un tercero, Mercoteles. Años después, en 2010, Mercoteles hizo un cambio de autoridades y fijó un nuevo domicilio, sin obrar venta alguna ni cambios sustantivos en la composición accionaria. Resulta que, por el Boletín Oficial n.° 31.973, con fecha del 26 de agosto de 2010, nos enteramos que Hugo Eduardo Iurcovich, hijo de Marcelo Iurcovich,
DNI 11.478.326, argentino, divorciado, con domicilio real en la Av. Del Libertador 8008, piso 24, departamento 2, Capital Federal, era director titular de Mercoteles desde el 12 de enero de 2006. Y por Boletín Oficial del día anterior que la empresa fijaba su domicilio, por Acta de Directorio del 01/06/2010, en Av. del Libertador número 8008, piso 24, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Como se puede apreciar, el domicilio personal de Hugo Iurcovich y el domicilio de Mercoteles son el mismo. Ya no era necesario ocultarse.

En realidad, la venta del Bauen a Mercoteles se hizo con pocos días de diferencia con la formación de esa firma. Mientras los empleados de la quebrada Solari SA seguían trabajando en la torre de Callao 360 y vivían con angustia la evidente decadencia de su fuente laboral, temiendo el futuro negro del desempleo que se les venía encima, como efectivamente pronto iba a suceder, entre bambalinas se hacía el pase de propiedad desde una empresa que había vendido un hotel cuatro años antes a una empresa que se acababa de formar y que, como decía el artículo, no se sabía cuál era su patrimonio real.

Como todo en la historia de la empresa Bauen y el grupo Iurcovich, la confusión es la norma. Hay discrepancias y diferentes versiones sobre las fechas, pero no alteran el fondo de la cuestión. Vamos a tomar aquí las fechas que consigna la propia jueza de la quiebra, Paula Hualde, en el fallo de primera instancia que ordena el desalojo de la cooperativa para “restituir” la propiedad a Mercoteles SA. Esta cronología, no coincide exactamente con la información proporcionada por otras dos fuentes, la investigación del periodista Guillermo Berasategui1 y la denuncia penal hecha por el entonces defensor general adjunto de la Ciudad de Buenos Aires, Roberto Gallardo2. Sin embargo, en las propias fechas dadas por la jueza queda claro que la compraventa se hace de Iurcovich a Iurcovich en un momento en que no tenían la propiedad del inmueble.


  1. Guillermo Berasategui, “Un fantasma amenaza al Hotel Bauen”, portal Rebelión, 30 de abril de 2012. Recuperado de http://www.rebelion.org/noticias/2012/4/148778.pdf.
  2. 1.a Inst. Com. n.° 9, Sec. n.° 18, “Solari SA s/ quiebra (indirecta)”, 69.699 , 20 de julio de 2007, fallo.
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