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BAUEN, día 73

Diego Carbone, el abogado que empezó a representar a la cooperativa en lugar de Florencia Kravetz, declaró que:

El testimonio de Samuel Kaliman, que se presentó como Director General de Mercoteles, fue vergonzoso. Dijo que desconocía la sede legal de la compañía, la composición accionaria, cuándo se reunía el directorio. ¿Por qué quieren fastidiarnos? Porque este grupo de trabajadores puso luz donde ellos querían poner sombra1.

La escena de la pobrísima actuación de Kaliman, cuñado de Marcelo Iurcovich, está registrada en el documental de Pierucci y no tiene desperdicio. En una pequeña oficina del juzgado, el representante de Mercoteles no atinó a responder correctamente preguntas sencillas, como la dirección de funcionamiento de la empresa. Kaliman parecía no comprender la consulta acerca de la relación entre Mercoteles SA y el Bauen, mirando a los funcionarios judiciales como un colegial que no estudió la lección y repitiendo la pregunta en vez de responder. Después de afirmar que “Mercoteles es la sociedad que administra el hotel” y que Carbone objetara esa afirmación (“el hotel está administrado por una cooperativa”), debió reconocer que no administraba “directamente el hotel”, pero que éste “pertenecía a la sociedad anónima Mercoteles”. También le costó decir dónde funcionaba Mercoteles, hasta que finalmente tuvo que reconocer que era en el Bauen Suite, es decir, la torre aledaña que nunca dejó de pertenecer al grupo Iurcovich. Tampoco pudo responder cuándo había sido la última reunión del directorio, ni qué temas había tratado. La frutilla del postre fue cuando Diego Carbone, entre exasperado y azorado por la actitud y la abulia de Kaliman, le preguntó a boca de jarro si sabía la definición de la palabra testaferro. Con cara de resignado, de alguien que está pidiendo por favor que lo saquen de un suplicio, Samuel Kaliman pudo esta vez dar una respuesta: “es una persona que actúa tapando la presencia de otra”. Eso, claro, era más real que la dirección de Mercoteles.


  1. Ib.
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