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BAUEN, día 74

Un nuevo actor entra en escena: la jueza Hualde

El triunfo en este juicio no pudo ser muy festejado por los trabajadores, porque casi sin dar respiro se presentó en el hotel el 16 de mayo de 2006, para hacer una “inspección ocular”, la jueza de la quiebra del Bauen, Paula Hualde, que había reemplazado a Favier Dubois. Según dijo a los trabajadores, hacía la inspección por un escrito de Mercoteles que así lo solicitaba1. De esta forma, la jueza Hualde aparecía en la escena del conflicto y no la volvería a abandonar.

Mientras el proyecto de expropiación naufragaba en el Congreso, Hualde avanzó en emitir su fallo en el que, a pesar de haber constatado algunas de las irregularidades señaladas por los abogados de la cooperativa, ordenaría el primer desalojo del hotel para restituirlo a Mercoteles.

En un oficio que da tantas vueltas que, a pesar del lenguaje técnico de rigor, termina siendo confuso, Hualde le atribuía la propiedad del edificio a Mercoteles y, en consecuencia, ordenaba su abandono por los trabajadores. Incurrió en contradicciones: la más notoria la que ya señalamos, en que, a pesar de comprobar el hecho de que la empresa Bauen SA vendió el inmueble a una firma recientemente constituida y con un capital de sólo $100.000 (10.000 acciones de $10 cada una) en una fecha en la que no tenía en su poder la propiedad del hotel, igualmente decidió que era Mercoteles el propietario. También decidió no dar importancia al hecho de que esa venta fue “denunciada” recién el 10 de diciembre de 2004 por el acreedor prendario Marcelo Hilario Gardella, otro viejo conocido de la trama empresaria del grupo Iurcovich y Mercoteles. Al contrario, optó por concluir que nada de eso impedía a la empresa que no estaba en poder del hotel, ni en los papeles ni en los hechos (a pesar de la presencia en las sombras de Marcelo Iurcovich que señalaban los trabajadores), realizar la venta.


  1. Ib.
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