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BAUEN, día 37

Chilavert, era, entonces, un lugar ideal para que los ex trabajadores del Bauen comenzaran a juntarse con vistas a una eventual recuperación. Esto parecía algo absolutamente irreal al principio. Cuenta Arminda que “un día me llaman mis compañeros y me dicen que van a hacer unas asambleas para tomar el hotel, porque se habían conectado con un grupo de gente que es el Movimiento (Nacional) de Empresas Recuperadas. Yo les dije si les iba a servir de algo, porque ya era una persona grande. Y me dijeron que sí, que no pensara en nada, que ellos necesitaban mi apoyo y que realmente querían que nos juntáramos todos, un grupo de gente, y que por favor pasaran de boca en boca que se iba a hacer esa asamblea para que todos los que estaban interesados vinieran a esa primera asamblea a ver de qué manera se podría hacer, porque nosotros en sí no sabíamos nada de leyes. Teníamos un temor bárbaro.”

En esa primera reunión los empleados del hotel se encontraron con militantes del MNER y trabajadores de varias empresas ya recuperadas. Eduardo “Vasco” Murúa, referente de IMPA y presidente del MNER, llevó la voz cantante. Cuenta Eva que también estaban, José Abelli, vicepresidente de esa organización, Fabio Resino, quien después tendría un rol protagónico en la historia del BAUEN, y los anfitriones Cándido González y Plácido Peñarrieta, entre otros de los que formaban en aquel entonces la dirigencia y la militancia más comprometida del movimiento. Gladys relata que “nos encontramos ocho, nueve personas en una esquina, en avenida La Plata y Caseros. Fue cuando nos encontramos por primera vez, cuando nos íbamos a ir a hacer la reunión en Chilavert”. Cuando Murúa les preguntó si estaban en condiciones de tomar el BAUEN, Gladys le contestó que no, que les iban a pegar, que era algo imposible. “El Vasco” y Cándido González, uno de los trabajadores de Chilavert, les dijeron que no era de ninguna manera imposible, que se podía porque ellos ya lo habían hecho en sus respectivas empresas. Dice Gladys:

Y nos explicó qué era una empresa recuperada, nos explicó cómo se inició IMPA, cómo se inició Chilavert. A partir de ahí nos dieron fuerza a los que estábamos. Y le dijimos que sí. Yo agregué que si teníamos que tomar el BAUEN lo teníamos que tomar hoy porque se iban a enterar los dueños y nos iban a poner la gendarmería adentro, no íbamos a poder entrar. Entonces me dijo él que en ese momento no porque no teníamos gente para entrar.

Ese fue el momento decisivo en que con la ayuda del MNER los trabajadores del hotel empezaron a ver como un objetivo viable recuperar el edificio de Callao 360 para volver a trabajar. Se hicieron varias reuniones y el grupo comenzó a agrandarse. Gladys cuenta que recurrió a “una mentirita”, y empezó a convocar a sus compañeros con el pretexto de que el síndico les iba a pagar otra parte de lo adeudado. La “mentirita” fue “por miedos, temor, o a lo mejor por alguna cosa insignificante, pero para mí en ese momento era muy importante, una aventura que nunca había imaginado ni soñado. Y a partir de ahí estamos en la lucha”.

La convocatoria fue para el 21 de marzo de 2003 en la esquina de Callao y Corrientes.

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