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BAUEN, día 65

Pero el BAUEN no estaba entre esas trece ni entre las posteriores. Federico Tonarelli, explica que “como los proyectos de expropiación que se aprobaron para Chilavert, Grissinópoli, Ghelco o la Gráfica Patricios, el del BAUEN, presentado por Diego Kravetz, fue también de ocupación temporaria por dos años”. El proyecto, con el número 1505, entró el 16 de junio de 2005 y fue firmado también por los legisladores Ana Suppa, Mónica Bianchi, Silvia La Ruffa, Fernando Cantero, Fernando Melillo, Sergio Molina, Daniel Betti, Milcíades Peña y Arturo Floreal, que representaban a distintos bloques. El panorama ya no era tan favorable como poco tiempo antes, porque desde las elecciones de 2003 (y las de 2005 lo ratificaron) el bloque más nutrido era el de la derecha macrista.

Este primer proyecto declaraba de utilidad pública y sujeto a expropiación por dos años tanto el inmueble como sus instalaciones, muebles e intangibles, incluyéndose en éste último concepto las marcas y patentes. Además, le otorgaba inmediatamente la ocupación temporaria del hotel a la cooperativa “formada por los ex trabajadores de Solari SA” siempre que mantuvieran la explotación económica del inmueble. El pago de la indemnización se extraía (“compensaba”) de las deudas totales que tuviera la empresa Solari con el GCBA.

“Como el volumen del BAUEN como negocio era mucho más grande que en los casos anteriores, en el macrismo, viendo que Kravetz empujaba la expropiación temporaria, empezaron a trabajar un proyecto alternativo”, explica Tonarelli. “Como no había un proyecto alternativo –no se podía presentar un proyecto para que no se expropie–, Morando sacó de la galera ese proyecto conocido como “ley Morando”.

Mario Morando era uno de los diputados del PRO, todavía un partido existente solo en la Ciudad de Buenos Aires y que casi había ganado las elecciones para jefe de Gobierno en 2003, cuando Mauricio Macri perdió la segunda vuelta contra Aníbal Ibarra. Pero esa elección lo instaló como primera fuerza política en el distrito, y eso se fortalecería en los años siguientes hasta el triunfo en las elecciones porteñas en 2007.

A esa altura, la confrontación entre los trabajadores de la cooperativa y los Iurcovich y sus aliados estaba alcanzando niveles que todavía no se habían visto. El clima político de la ciudad estaba cambiando, no solo por la caída de Ibarra después de Cromañón, sino por el progresivo crecimiento del PRO y la simultánea caída del progresismo gobernante y de los partidos y opciones de izquierda, que en la legislatura anterior (la electa en el año 2001) había llegado a tener un importante aunque fragmentado interbloque de diecisiete diputados. Aprobar leyes de expropiación después del cambio en la composición de fuerzas en la Legislatura resultaba cada vez más difícil.

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