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BAUEN, día 61

Y, aún más ¿por qué la propia jueza Hualde, habiendo notado el desfasaje de las fechas de las operaciones, decide ignorarlo dictaminando que la cooperativa tiene que desalojar el hotel y acreditando la propiedad a Mercoteles?

Por supuesto, nada de esto es una sorpresa para los trabajadores. Ante ellos, Marcelo Iurcovich nunca dejó de presentarse como el patrón, el verdadero, como lo hizo el mismo día de la ocupación del hotel en marzo de 2003.

Todo esto lleva a pensar, con bastantes indicios de su verosimilitud, que la maniobra de vaciamiento del hotel Bauen incluyó en principio la venta a Solari, y también la propia quiebra de Solari con la venta impaga, lo cual permitió a Marcelo Iurcovich volver a hacerse con la propiedad y vendérsela a sí mismo como Mercoteles, para lo cual ni siquiera juzgó necesario esperar a que el inmueble le fuera restituido judicialmente, como efectivamente ocurrió. Pero esta última venta tenía además la ventaja de que se sacaba de encima a los empleados, que habían quedado como acreedores de la quiebra de una empresa (Solari SA) que no era ninguna de las dos de esta operación (Bauen SA y Mercoteles SA). Además, como hace notar Gallardo, también se sacó de encima la hipoteca que pesaba sobre la propiedad. Dice Gallardo:

En la escritura se dejó constancia de que se vendía como libre de gravámenes hipotecarios, escritura que obra agregada en esta causa a fs. 6431/6453. Con posterioridad, puede verse en los asientos del Registro de la Propiedad Inmueble que acompañamos, que el 28 de agosto de 2001 se registró un asiento que anula el asiento anterior de caducidad de las hipotecas, por lo que tales gravámenes cobraron operatividad nuevamente, pero una vez efectuada la escritura traslativa de dominio a favor de Mercoteles.

Es decir, la hipoteca que pesaba sobre Bauen SACIC por la deuda con el BANADE desapareció en la venta a Mercoteles, que se queda con un hotel sin deudas. La hipoteca reapareció después como de la vieja empresa Bauen, que ya no tiene propiedad alguna. Esto fue cuestionado judicialmente y la Sala C de la Cámara Civil en fecha 12 de septiembre de 2002 dictaminó que no era válida esa operación, cuestionando además la actitud de Mercoteles. Como citaba el defensor general adjunto Roberto Gallardo:

“No es de buena fe quien, valiéndose de la información brindada por el Registro, (caducidad de los asientos donde constaban las hipotecas), adquirió las unidades funcionales como si estuvieran libres de gravámenes hipotecarios”.

Para ser más claros: la clave de la maniobra es hacer el pase de propiedades sin deudas, con la hipoteca en manos de una empresa que ya no tiene la propiedad, y sin trabajadores, expulsados por el cierre del hotel quebrado ilusoriamente por Solari.

Una maniobra característica de la astucia de la burguesía argentina para hacer dinero de la nada, técnicamente perfecta, si no fuera por un detalle. En la Argentina del 2001, los trabajadores habían aprendido a defender sus empleos ocupando empresas.

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